martes, 29 de mayo de 2012

¿Sabéis? Siento que estoy cambiando, y no me gusta. Ya sabéis lo que dicen: "la gente cambia con los daños, no con los años." Y puede ser que sea verdad. Que con cada daño, algo aprendemos. Muchos decimos "No volveré a caer", pero lo que de verdad nos gustaría decir es "No debo caer". Y no es fácil. Es inevitable volver a sufrir ese mismo daño, sabiendo que en algún momento de nuestra vida eso hizo que fuéramos felices.
Me estoy empezando a dar cuenta de cómo van las cosas. No puedo confiar en nadie, más bien no tendría que hacerlo. He abierto los ojos y sé que lo que estoy haciendo está mal. Que muchas cosas de las que hago las podría hacer mejor, o simplemente no hacerlas. Sí, me arrepiento, de demasiadas cosas que jamás tuve que hacer, y aquí estoy, viviendo con ello porque no me queda otro remedio.
Sé la mínima las cosas pueden cambiar, y tengo que estar preparada para ése cambio. No puedo seguir siendo esa cría consentida y mimada a la que se lo daban todo hecho, esa niña que no se preocupaba por nada porque sabía que las cosas le iban a ir bien. Tengo que poner todas mis cartas sobre la mesa y saber cómo jugar sin perder la partida. Tengo que aprender a que si quiero algo, debo luchar por ello, aun que sea mucho más fácil abandonar.