martes, 27 de diciembre de 2011

Querido diario...

Hoy me he levantado y mi cama estaba vacía. No me podía hacer a la idea de que ya no estabas durmiendo entre mis sábanas. No olía el olor a café recién hecho, ni te escuchaba cantar como cada mañana mientras me preparabas el desayuno. Ya no había nada, solo se escuchaba el silencio. Ese silencio frío e incómodo. Silencio.
Cogí el teléfono y marqué todas y cada una de las cifras de tu número, y no me sorprendí al escuchar que ése número ya no existía. Leí cartas y cartas que nos escribíamos, promesas y juramentos de amor eterno, y no podía aceptar que todos esos versos, todas esas palabras, todas esas mariposas que me producían tu mirada, todas esas miradas hacía el infinito, habían terminado así, de repente. Me vestí y entre ropa y ropa encontré una bufanda tuya. Me abracé a ella y me pude percatar de que tu olor seguía impregnada en cada centímetro de esa bufanda. Salí de casa entre lágrimas y me dirigí a tu piso. Piqué al timbre y nadie contestaba. Miré hacía tu balcón y no me asombré al ver que estaba en venta.
Había perdido todas y cada una de mis esperanzas. Me di cuenta que por una tontería todo podía irse al garete, y fue entonces cuando desperté. Estabas a mi lado, abrazándome. 'Buenos días, princesa.' Escuché que susurraban tus labios. Había sido todo una pesadilla.

martes, 13 de diciembre de 2011

2011.


En el 2011 me atrevería a decir que he madurado como persona.
Pude alejarme de una relación que me mataba por dentro, sin el miedo escénico que tenía de no poder vivir sin él, sin el temor a sentirme vacía sin estar él día a día recordándome lo mucho que me quería. Fui capaz de alejarme de todo eso, por mi bien, y no me arrepiento.
He sido capaz de pasar página. De olvidarme de todas mis preocupaciones y dilemas morales y salir a flote con una mano detrás y una mano delante, con coraje y los pocos amigos de verdad que tengo, a los que les debo cada sonrisa, por haber sabido animarme cuando más lo necesité, por ser capaces pintar de mil colores un día gris.
Pero todo no ha sido tan bueno. He luchado por no perder a demasiada gente en vano, aun que no me extraña. Me considero una persona bastante egoísta y celosa, y eso a la gente de mi alrededor no le gusta, ni a mí. Aun que... No todo es bueno, ¿verdad? Por eso agradezco los momentos en los que he reído, en los que he cantado, bailado, saltado... Los momentos en los que me he sentido realmente viva. Compensan cualquier cosa, os lo aseguro.
Así que no se puede decir que haya tenido un mal 2011. Con sus altibajos, sus depresiones, como le pasa a todo el mundo. Y he sabido superarlo todo. Y estoy orgullosa de mi misma.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Sí, lo admito.

Soy infantil, realista, torpe, quejica, algo mimada, amante de lo imposible, borde, de las que si se les mete algo entre ceja y ceja tienen que conseguirlo a pesar de todas las dificultades, pero con un un gran corazón. No valoro los 14 de Febrero, teniendo otros 364 días para demostrar lo que sentimos. Soy la que espera un empujoncito que le dé estímulos y emociones a su aburrida vida. Dejaré de luchar por lo que quiero cuando mi corazón dé su último latido. De las que cogerían una maleta y huirían lejos junto a la persona a la que aman. Una enamorada de los pequeños detalles de la vida y de cada mirada perdida hacía el infinito. Hablo sola, porqué soy la única que dice cosas con sentido. Tengo a alguien a quien dedicarle mis pensamientos más profundos o mis pequeñas sonrisas. Yo solo busco un "te quiero" sincero, no por interés. Me refugio en el rap cuando necesito un hombro amigo, y me motivo con el metal cuando necesito un subidón de adrenalina. Encontraré el amor, lo sé. Si tengo que morir, que sea cantando. Si tengo que vivir, que sea luchando. Vivo en un mundo lleno de falsas princesas con corona y de chicos cuya meta en la vida es ser un Barney Stinson. No tengo corazón, tengo un cáctus. Viviré en una mentira si así es la única manera de buscar una verdad. ¿Príncipe azul? Si de verdad existe, soy daltónica.