viernes, 2 de septiembre de 2011

Añoro el invierno.
Esos días en los que volvía a casa tarde, abrazada al frío de la noche. Cuando la luz de las farolas iluminaba mi pálida piel dirigiéndose poco a poco hacía el hogar. O esas eternas despedidas debajo de el portal de mi casa, por no querer escuchar el adiós de tus amigos. También, añoro esos días en los que el frío recorría mi cuerpo, pero sentía el calor de tu abrazo a pesar de los kilómetros. Esos días en los que unas simples palabras suyas me quitaban todo dolor, y podía sentirte a mi lado. O esos días en los que tomar un chocolate caliente rodeada de las personas a las que quieres me quitaba todas y cada una de mis penas. En los que el ambiente en las calles era resplandeciente. Pequeños infantes con grandes sonrisas porqué sabían que sus regalos estaban cerca, padres a los que se les iluminaba la mirada al ver la felicidad de sus pequeños. Ancianos sentados en bancos dándole gracias a dios por haber llegado a otro invierno y poder disfrutar de aquellas espectaculares vistas. Y yo, sentada enfrente de unos escaparates recorriendo con mi mirada todos y cada uno de los pequeños detalles que hacían que ese momento fuera tan mágico.
Quiero volver a sentir el frío.

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