Hoy me he levantado y mi cama estaba vacía. No me podía hacer a la idea de que ya no estabas durmiendo entre mis sábanas. No olía el olor a café recién hecho, ni te escuchaba cantar como cada mañana mientras me preparabas el desayuno. Ya no había nada, solo se escuchaba el silencio. Ese silencio frío e incómodo. Silencio.
Cogí el teléfono y marqué todas y cada una de las cifras de tu número, y no me sorprendí al escuchar que ése número ya no existía. Leí cartas y cartas que nos escribíamos, promesas y juramentos de amor eterno, y no podía aceptar que todos esos versos, todas esas palabras, todas esas mariposas que me producían tu mirada, todas esas miradas hacía el infinito, habían terminado así, de repente. Me vestí y entre ropa y ropa encontré una bufanda tuya. Me abracé a ella y me pude percatar de que tu olor seguía impregnada en cada centímetro de esa bufanda. Salí de casa entre lágrimas y me dirigí a tu piso. Piqué al timbre y nadie contestaba. Miré hacía tu balcón y no me asombré al ver que estaba en venta.
Había perdido todas y cada una de mis esperanzas. Me di cuenta que por una tontería todo podía irse al garete, y fue entonces cuando desperté. Estabas a mi lado, abrazándome. 'Buenos días, princesa.' Escuché que susurraban tus labios. Había sido todo una pesadilla.
Hemos estado a través de esto un largo tiempo simplemente tratando de matar el dolor.
martes, 27 de diciembre de 2011
martes, 13 de diciembre de 2011
2011.

Pude alejarme de una relación que me mataba por dentro, sin el miedo escénico que tenía de no poder vivir sin él, sin el temor a sentirme vacía sin estar él día a día recordándome lo mucho que me quería. Fui capaz de alejarme de todo eso, por mi bien, y no me arrepiento.
He sido capaz de pasar página. De olvidarme de todas mis preocupaciones y dilemas morales y salir a flote con una mano detrás y una mano delante, con coraje y los pocos amigos de verdad que tengo, a los que les debo cada sonrisa, por haber sabido animarme cuando más lo necesité, por ser capaces pintar de mil colores un día gris.
Pero todo no ha sido tan bueno. He luchado por no perder a demasiada gente en vano, aun que no me extraña. Me considero una persona bastante egoísta y celosa, y eso a la gente de mi alrededor no le gusta, ni a mí. Aun que... No todo es bueno, ¿verdad? Por eso agradezco los momentos en los que he reído, en los que he cantado, bailado, saltado... Los momentos en los que me he sentido realmente viva. Compensan cualquier cosa, os lo aseguro.
Así que no se puede decir que haya tenido un mal 2011. Con sus altibajos, sus depresiones, como le pasa a todo el mundo. Y he sabido superarlo todo. Y estoy orgullosa de mi misma.
sábado, 10 de diciembre de 2011
Sí, lo admito.

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